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Por Germán Alberto Abreu*

Sentir un fuerte dolor en la zona abdominal a las 2 a.m. y pensar en el saldo de la cuenta bancaria en vez del tiempo que tomaría llegar al hospital es una desgracia. Pero este es un tema de grandes discusiones cuando se ventila a luz de los sistemas económicos e ideológicos.

El socialismo dice que el Estado se reserva la administración de la salud, y en los países que vivieron este modelo en su versión más pura no existían las clínicas privadas. Por otro lado está el capitalismo que dice que cada quien debe costear su gastos adquiriendo pólizas de seguro o endeudándose con el gobierno a través de operadores privados. Pero no todo es blanco y negro. Están los modelos híbridos donde se puede escoger, aunque no necesariamente entre dos buenas opciones. A veces es entre la mala y la peor, otras es entre la buena y la regular o, como ocurre en Venezuela, la elección es entre la vida y la muerte. Aunque suene exagerado.

Atención médica gratuita o subsidiada
Países con economías etiquetadas como capitalistas, han logrado desarrollar sistemas de salud gratuita o subsidiada que eleva considerablemente la calidad de vida de sus ciudadanos. Japón es un ejemplo.

Un estricto sistema tributario al sector productivo permite dar una cobertura que incluye tratamiento médico y medicinas. Nadie queda fuera independientemente de su situación económica porque el gobierno subsidia a los desempleados, personas con bajos ingresos y ancianos. Otro caso es el de Hong Kong con un sistema de subsidios donde una consulta odontológica cuesta US$ 9, y una visita al médico no supera los US$ 16. El salario mínimo en este país asiático es de US$ 28 la hora. Otros ejemplos destacables son Francia, Canadá, Italia, Malasia o Corea del Sur.

Países con menos riqueza también tienen sistemas de salud gratuitos o subsidiados que no son el pre-despacho de la muerte. El 7% de los ingresos fiscales de Chile van al sistema de asistencia de salud público que incluye consulta médica, dental, obstetricia, neumonía y depresión gratuitos. Los seguros privados son para tratamientos especializados. En México, una visita de emergencia al hospital cuesta alrededor de US$ 35 la noche, mientras que en EE.UU. oscila los US$ 1.500. En 2010, el Center for Estrategic and International Studies publicó un extenso estudio sobre cómo Brasil, Rusia, India, China y Suráfrica se han convertido en actores clave de la salud mundial.

Mientras tanto
En 2007, AFP publicó: “Los estudios del Fondo Commonwealth indicaron que Estados Unidos, que tiene el sistema de salud más caro del mundo, obtiene sistemáticamente un rendimiento más bajo que otros países y, a diferencia del resto, no ofrece cobertura universal a sus ciudadanos.” Karen Davis, Presidenta para el momento del Fondo Commonwealth dijo, “gastamos tres veces más de lo que gasta un país medio en un día de ingreso hospitalario y también gastamos el doble de lo que gasta un país medio en recetas médicas”. Gary Becker, Premio Nobel de Economía, refiere en un artículo de 2013 que EE.UU. tiene un, “sistema costoso e ineficiente de atención médica” y con peores resultados que países del primer mundo con sistemas de salud gratuitos o subsidiados.

“Conforme al derecho internacional de los derechos humanos, los gobiernos tienen la obligación de asegurar que los medicamentos estén disponibles y sean accesibles para todas las personas, sin discriminación.” Así dice un informe de 2015 de Diederik Lohman, director adjunto de salud y derechos humanos de Human Rights Watch, en el que da detalles de la crisis de salud en la Venezuela neoizquierdista, donde las cosas lucen muchísimo peor que cualquiera de los países que hemos revisado hasta ahora.

En marzo de 2015, una red de médicos residentes que trabajan en diferentes hospitales del sistema de salud pública en Venezuela , divulgaron una encuesta realizada en 130 centros de salud públicos de 19 estados que revelaba que el 44% de los quirófanos estaba fuera de servicio y el 94% de los laboratorios funcionaban a media máquina o les faltaba reactivos. Casos emblemáticos saltan entre las preocupantes estadísticas. Entre ellos el del Hospital J.M. de los Ríos, donde 10 de 11 áreas no estaban prestando servicio por, “la carencia de personal médico, equipos e insumos médicos, así como al deterioro de la infraestructura”. En el caso del Hospital Universitario de Caracas, para finales de 2014, más de 4.000 pacientes esperaban turno para ser intervenidos quirúrgicamente, y ellos son una parte de los 20.000 que estaban en la lista de espera en los hospitales de todo el país.

Un sistema de salud gratuito que alcanza el 85% de escasez en medicamentos e insumos para tratamientos y debe atender más de 34.000 casos de chikungunya y más de 75.000 presuntos casos de dengue, no es tan gratuito como parece. El precio al final de la factura, es la vida.

En Venezuela, el gasto en salud representa el 5,3% del PIB, en Haití es el 13,2%, en Cuba el 11,1%, en Colombia el 7,2%, en Bolivia 6,3%.

Es evidente que faltan datos para sacar conclusiones, más aún si estas están sujetas a perspectivas y trincheras ideológicas, pero creo que el punto de discusión se debe centrar en lo que la gente necesita y en las posibilidades que tienen los gobiernos para aumentar la calidad de vida de sus habitantes. Un sistema de salud gratuito de pésima calidad puede ser tan nocivo como un sistema extraordinario pero inaccesible. Gente viva endeudada hasta la muerte o gente viva enferma esperando la muerte. Hay que salir del blanco y negro.

*Comunicador. Director y Co-fundador de la Escuela de Liderazgo Político.